¡¡La famosa Corbata!!


El fin de semana pasado me toco vivir una de las experiencias mas curiosas y educativas que he tenido en el ultimo tiempo. Fui invitado para hablar acerca de Especialidades Juveniles en una reunión de líderes y jovenes de una iglesia pentecostal en la zona norponiente de Santiago (la cual reservo el nombre para proteger a los protagonistas). Llegamos con mi amigo Jose una hora antes para conocer el lugar y a las personas organizadoras del evento. Ya cuando estaba a punto de comenzar, se acerca uno de los encargados a decirme que el "predicador" invitado les habia fallado y me pregunto si podia compartir el mensaje a los jóvenes. Les dije que no tenia problema. El se fue y regreso a los minutos con el pastor anfitrión. Me preguntaron nuevamente si podia compartir, y les mencione nuevamente que seria un gusto. Solo que habia una pequeña dificultad. Habia ido con jeans, una camisa y zapatillas. Esto puede parecer normal, pero para una reunión de una iglesia pententecostal no. Tenia que tranzar. El pastor me hizo una sugerencia y acepte. Uno de los organizadores me tomo en un auto y me llevo en medio de un barrio que nunca habia estado, entramos a una casa y me pasaron un traje, camisa, zapatos, calcetines y la famosa corbata (elementos requeridos para predicar en algunas congregaciones) y comenzo la transformación. Sali de esa casa, como si estuviera saliendo para un matrimonio. El traje me quedo a la medida, los zapatos un poquito apretados porque no eran mi numero, pero soportable. Llegue al templo y comparti el mensaje a alrededor de trescientos jóvenes que estaban presentes.

Queria compartir esta historia que simplemente me parecio muy singular porque es algo que no te pasa todos los días. Me pregunte, cuanto estoy dispuesto a perder, tranzar o menguar a fin de acomodarme por un momento a muchas tradiciones de algunas iglesias, con el fin de hablar a los jóvenes acerca de Jesús. Probablemente esa noche, si hubiese subido al "Santo Pulpito" con jeans y zapatillas para muchos hubiese sido muy chocante y hasta ofensivo, pero como me transforme en uno de ellos, estuvieron atentos para escuchar todo lo que tenia que decir de parte de Dios para ellos.

En el futuro ¿estare dispuesto a hacerlo otra vez? No lo se. Lo que si sé es que este fin de semana viví una experiencia que me ayudará a ser sensible a la realidad y necesidad de otros, y al mismo tiempo estar dispuesto en algunas ocasiones a perder, para ganar.

4 comentarios:

Andrés Santibáñez O. dijo...

Este era mi comentario obligado jajaja.

Bueno esta es la llamada diversidad. Que bueno que Dios es así y que no todos tenemos que ser de la misma manera, pienso que sería muy fome. Ese es el mundo de los Pentecostales. Déjame darte una opinión que he aprendido en el tiempo, si bien, a pesar que yo soy pentecostal, no me gusta para nada el tema de la vestimenta, pero he aprendido con el tiempo que existen factores más fuertes que la tradición para continuar con este formato. Conozco cientos de jóvenes que simplemente les gusta vestirse así, y eso ya no pasa por una imposición o una regla, es algo personal… te cuento esto como una revelación Pentecostal jajaja…

Un abrazo y nos estamos viendo.

ToNyAKAsErG dijo...

mish! al leer esto me dio rabia del actitud de los legalistas.. pero ala vez me di cuenta que yo no soy tan humilde como tendría que ser.. buen hecho! porque yo no creo que yo me hubiera cambiado mi ropa.. por que se que Dios no mira a la ropa pero al corazón... pero lo que tu me haz demostrado es lo que habla Pablo en Romanos 14.. te felicito!

Roxana Ximena Espinoza dijo...

Creo que lo que hiciste es parte de la tolerancia propia de nuestro contexto sociológico, lo malo es que si sólo fuera la vestimenta no sería tan difícil disfrazarse de vez en cuando, o no?, pero igual mis felicitaciones que se lo que se siente!!.

Rox'

JamesRock7 dijo...

Que chistosa esta historia.

Es cierto.

Uno espera que el adaptarse tenga que ser el vestirse de una manera atrevida, cambiar a un lenguaje coa, o algo así, pero parece que te tocó llegar a la santidad de los pentecostales, y es notable la adaptación que tuviste que sufrir.

Felicitaciones por la CNLJ.
No saben cuánto me ha ayudado a superar ciertas cruces que he padecido en los ministerios juveniles...

Es extraño... estos congresos me sanan...

Lo tendré presente.

Pasaré por aquí después.

Dios te bendiga!